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foto de Flickr, autor angeloangelo

viernes, 3 de octubre de 2014

Viaje al interior del cerebro humano.

Cientos de científicos de más de veinte países se han embarcado en el Human Brain Project (HBP), un proyecto a diez años financiado por la Unión Europea para entender la manera de trabajar del cerebro, con la finalidad de desarrollar tecnologías de computación que simulen su funcionamiento así como de crear nuevos tratamientos para las patologías mentales.

Foto del usuario de Flickr neil conway

En paralelo, Estados Unidos está trabajando en un proyecto similar (BRAIN initiative), para comprender cómo el cerebro piensa, aprende y recuerda. Está dotado con un presupuesto de más de 100 millones de dólares y coliderado por Rafael Yuste, cientifico español de la Universidad de Columbia. En una reciente entrevista, Yuste hacía afirmaciones tan inquietantes como las siguientes: 

"Si conocemos el disparo de todas las neuronas, seremos capaces de descifrar lo que un animal o una persona están pensando. Y si pudiéramos leer el pensamiento, podríamos llegar incluso a predecir el comportamiento que va a tener una persona."
 "la Neurociencia va a cambiar nuestra manera de percibir la responsabilidad criminal, porque transformará la definición de lo que consideramos normal y anormal o patológico en el cerebro, y por tanto de la responsabilidad de un individuo por sus comportamientos."

La iniciativa europea ha recibido fuertes críticas de científicos que consideran que no está bien concebida ni implementada y que sus objetivos no han sido debidamente consensuados con todos los actores relevantes. Otras voces autorizadas, como la de Marvin Minsky, entienden que es un error empezar grandes proyectos sobre el cerebro humano cuando aún no se ha analizado el de una libélula o de un ratón. "Es como intentar construir un coche cuando aún no has hecho una bicicleta", argumenta el considerado padre de la inteligencia artificial con la libertad que le aportan sus 87 años y su merecida fama de brillante científico. 

En cualquier caso, la inteligencia artificial y el deep learning son dos de los campos que más interés despiertan entre las grandes empresas tecnológicas actualmente. Este interesante artículo del MIT Technology Review detalla la evolución hacia una computación basada en el funcionamiento del cerebro. 

Por poner ejemplos concretos, IBM está apostando fuerte por el cognoscitive computing para hacer frente a los enormes desafíos que plantea el big data. Watson es su mejor embajador. Microsoft no se queda atrás y está trabajando activamente en el reconocimiento de imágenes (una de las tareas más difíciles para una máquina) y de voz, con resultados sorprendentes en éste último caso. Google es uno de los líderes en el campo del deep learning y ha fichado a los mayores expertos mundiales en la materia: Ray Kurzweil, Geoffrey Hinton y Andrew Ng para colaborar en su iniciativa Google Brain. Netflix ha sido uno de los últimos en apuntarse a esta tendencia con la objetivo de mejorar su sistema de recomendaciones de películas. También empiezan a surgir proyectos de inteligencia artificial en formato SaaS, que contribuirán a su difusión en pequeñas y medianas empresas.

Si los avances en estas materias evolucionan de forma similar a como ha ocurrido el campo de la genética, en pocos años podremos ver máquinas capaces de aprender, recordar y ¿pensar?. ¿Estamos preparados para esta nueva generación de replicantes?